Mujeres delante y detrás de la cámara
Apuntes sobre un cine latinoamericano emergente
Por María Andrea Díaz
[textmarker color=»F76B00″ type=»background color»]INVESTIGACIÓN[/textmarker]
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«El homosexual no es un varón, es un indefinido». Esta es una de las tantas frases dichas por el padre de Renate Costa en la película 108 Cuchillo de palo: un documental producido con fondos españoles pero filmado completamente en Paraguay, Latinoamérica. Dirigida por Renate Costa y estrenada en el 2010, la película está contada a partir de la ausencia del tío de la realizadora, Rodolfo Costa: un bailarín de la ciudad de Asunción, hallado muerto en su casa en extrañas condiciones, diez años después de la caída de la dictadura de extrema derecha de Alfredo Stroessner. El título del documental hace referencia al refrán “en casa de herrero cuchillo de palo”. Un cuchillo de palo, en casa de herrero, es además de inútil, una paradoja que indica que precisamente en donde se esperan ciertos comportamientos dadas las condiciones materiales e ideológicas de un lugar, suelen darse conductas opuestas o inesperadas.
La familia paterna de Renate Costa ha sido por mucho tiempo una familia de herreros. El padre de Renate es herrero y aprendió el oficio de su abuelo. El documental está principalmente construido a través de una conversación de la realizadora con su padre, a quién interroga constantemente sobre su tío Rodolfo: el hijo menor de la familia que nunca quiso ser herrero sino un bailarín, un artista:
Lo que me atraía de mi tío era su alegría. Escuchaba a Elvis, se vestía con ropa llamativa, no paraba de bailar.
De acuerdo a Patricia Carbonari en una entrevista realizada a Renate Costa durante el Festival de Cine de Buenos Aires BAFICI 20111, en 1959 un locutor radial paraguayo llamado Bernardo Aranda fue asesinado y calcinado con gasolina en su casa ubicada en el Barrio Obrero en la ciudad de Asunción. Aunque en el asesinato apareció involucrado un hombre relacionado de manera informal a la dictadura de Alfredo Stroessner, las autoridades presentaron el crimen como pasional y dedujeron, dado el reconocimiento de la victima como homosexual, que todos los hombres gay de la ciudad debían ser tratados como sospechosos.
(…) esto trajo como consecuencia el inicio de una fuerte persecución a todo aquel sospechoso de ser gay. Se pusieron en marcha detenciones arbitrarias y torturas, al acostumbrado estilo de los regímenes dictatoriales, y se contó con un amplio sector de la prensa que se refería a los homosexuales como «la logia de amorales que ponía en peligro la raza de hombres que había sido defendida por los héroes de la patria».(Carbonari)
Adicionalmente, Stroessner ordenó la creación de una lista negra en la que se incluyeron 108 nombres de personas identificadas como homosexuales. Aunque este primer documento sirvió como base para la creación de otros listados más amplios, el cubrimiento mediático de la noticia sumado a las acciones de las autoridades, contribuyeron la asociación del número 108 con homosexualidad, instalándolo como sinónimo e insulto en la sociedad paraguayense. Estas personas, añade Carbonari, fueron obligadas a caminar desnudas cargando piedras en sus espaldas en la ciudad de Asunción, desde el colegio Las Teresas hasta el Cuartel de Policía, mientras eran insultados en la vía pública.
Durante su proceso de indagación sobre la muerte de Rodolfo Costa, la realizadora se da cuenta de que el nombre de su tío aparece en la lista de los 108, lo que la lleva a confrontar con su familia y amigos versiones sobre lo que pasó con su tío. A Renate siempre le dijeron que Rodolfo había muerto de tristeza. Aunque la realizadora insiste con el tema de su tío prácticamente durante todo el documental, vemos que en varias ocasiones solo obtiene respuestas vagas, a veces evasivas o incompletas, otras veces poco informadas, pero siempre delatoras de un recelo y miedo generalizado a hablar sobre lo que no es debido. De esta manera a través de las conversaciones, el documental da cuenta de una homofobia estructural todavía hoy vigente en el país, enmarcada en una religiosidad conservadora y un miedo prudencial que dejó a su paso la dictadura de Stroessner.
En una de las escenas del documental, Renate va con su equipo de grabación a una versión del reinado anual Miss Paraguay celebrado en el club nocturno Trauma, en el que compiten varias travestis por la corona. Renate asiste sabiendo que allí encontrará a muchos gays y travestis de la generación de su tío. El desfile comienza mientras los presentadores del reinado reflexionan en un conmovedor discurso sobre el sentido de la celebración. A continuación, la cámara corta y nos presenta en un plano medio a Liz Paola, una de las primeras travestis de la ciudad, ganadora del concurso Miss Paraguay 2008. Dice ella, entre lágrimas: Era modelo él. Rodolfo era modelo de…Era un gay, papito era. Sí divino, divino,divino. ¡Ay me hace llorar!
En esta emotiva escena Renate sola alcanza a intercambiar algunas palabras con Liz Paola, que se esfuerza por contenerse y articular oraciones pero que ya no puede hablar debido al impacto de la experiencia, del encuentro mismo. Aunque Liz Paola parece identificarse con Renate pues la reconoce como sobrina de su amigo, es evidente que tiene miedo de revivir el evento, de hablar de ello frente a una cámara. Más adelante descubrimos que las travestis también fueron blanco de persecuciones durante la dictadura, pese a que nunca hicieron parte de la lista de los 108.
Aunque el documental trata temáticamente sobre la persecución de los homosexuales en Paraguay durante y después de la dictadura, resulta interesante cómo la realizadora construye puentes con otras experiencias propias y ajenas, para dar cuenta en últimas, de los mecanismos de exclusión de una sociedad en la que mujeres y la población LGTBI han ocupado un puesto de ciudadanos de tercera categoría. Es por tanto un documental que en palabras de Judith Butler, desvela los mecanismos de como la sociedad construye identidades del otro.
Hacia el final del documental, cuando ya se nos ha revelado lo que fue de Rodolfo, Renate nos muestra unas imágenes de archivo grabadas con una cámara casera, del cumpleaños número ochenta de su abuela: una figura afectiva muy importante para Rodolfo, que determinó su estancia en la ciudad de Asunción a pesar de las condiciones sociales tan adversas. En las imágenes vemos a varios miembro de la familia alrededor de la mesa, incluyendo a Rodolfo en la última fila, medio escondido, medio apartado de los demás durante la celebración. Renate aprovecha la imagen para comentar una anécdota que da cuenta de los mecanismos de exclusión y del estigma social como realidad antropológica, pero sin perder de vista la condición histórica de las instituciones sociales y sus valores, como referentes de legitimidad. En un monólogo profundamente triste, la realizadora nos cuenta cómo al morir su abuela, su madre fue objeto de todo el rechazo familiar en el momento en que encontró otra pareja y quedó embarazada:
Recuerdo que mamá se presentó al velorio con una barriga gigante. Nadie se sentó a su lado. Nunca voy a poder describir lo que sentí, cuando Rodolfo se acercó, le dió la mano, y rezó con ella.
En su libro Estigma, la identidad deteriorada (1963) Erving Goffman explica que todos los grupos sociales establecen formas para categorizar a las personas a partir de atributos que se perciben como corrientes y naturales en un contexto particular. Estas formas de categorizar, dice el sociólogo, nos permiten interactuar cotidianamente de una forma económica, a través de un complejo sistema de proyección de atributos y satisfacción de expectativas concretas. Aunque en los capítulos posteriores de su libro Goffman profundiza sobre la noción de estigma, poniéndola en relación con otros procesos de construcción de identidad social más complejos, básicamente el autor prescribe en su primer capítulo que si la interacción social entre dos sujetos fracasa, es responsabilidad de la persona dueña del estigma. Es decir, en el caso del documental Cuchillo de Palo, tanto Rodolfo como la mamá de Renate serían culpables de su propio rechazo social, dada su inhabilidad para cumplir eficientemente las expectativas que depositan sobre ellos las instituciones sociales que los contienen, como lo es en este caso una sociedad católica- conservadora específica, patriarcal (misógina y homofóbica) inserta además aunque desde la periferia, en un sistema económico capitalista que le parece incuestionable. Llama la atención como en varias ocasiones el padre de Renate se refiere a la homosexualidad de Rodolfo en esos mismos términos: como una falta de compromiso con las buenas costumbres, una desviación, un fracaso identitario.
Para Goffman, un estigma es un atributo que puede interferir en la satisfacción de nuestras expectativas proyectadas durante el proceso de interacción. Estos estigmas pueden ser físicos, como una deformidad; tribales, como los estigmas religiosos o pueden responder a defectos del carácter, como la falta de voluntad, las pasiones tiránicas o antinaturales. (Recordemos que sólo hasta la década de los setenta, casi diez años después de la publicación de este libro, la homosexualidad fue erradicada de los manuales de psiquiatría como una enfermedad mental y una práctica antinatural). Estas articulaciones dejan abierta la posibilidad de interpretar Cuchillo de Palo como un documental pertinente por sus dispositivos que remiten directamente a las narrativas del yo. Es decir, como una producción valiosa en términos de producción de subjetividad, que a su vez lo ubica en un plano de narrativas culturales como un posible texto feminista.
En el documental, las conversaciones entre Renate y su padre nos permiten deducir que parte de su incapacidad para comunicarse en una relación padre-hija tiene que ver con cierta aversión de la realizadora a las narrativas bíblicas sobre las que el padre sustenta su argumentación y sus valores católicos. Valores que por otro lado, han sido utilizados como bases en buena parte de los proyectos Estado-Nación en Latinoamérica.
Varios textos fundacionales del feminismo nos alertan sobre la importancia de dar cuenta de nuestra subjetividad a través de prácticas discursivas: “las mujeres deben escribir a través de sus cuerpos” dice Hélène Cixous. “Al escribir sobre ella misma, la mujer volverá a su cuerpo que le ha sido confiscado” (Cixous 417). Por otro lado, Judith Butler dice que hay una vida corporal que no puede estar ausente en la teorización, en el sentido de que quién habla siempre lo hace en relación a las condiciones materiales e ideológicas que configuran su existencia. Si bien la presencia de mujeres en el cine latinoamericano no se limita únicamente a la escena contemporánea, lo que sí parece innovador es una actitud colectiva de muchas jóvenes realizadoras que han encontrado en el ejercicio de escritura, una oportunidad para producir subjetividad como gesto político. Un elemento que por otro lado parece coincidir en muchos países de América Latina con una revitalización de los discursos feministas y prácticas decoloniales en los que la descolonización de los cuerpos de las mujeres ha sido un tema central. Consignas como mi cuerpo es mío y yo decido – no del Estado ni la iglesia – lo que parecen prescribir es un deseo de devolverle a las mujeres su derecho legítimo a vivir desde su subjetividad y a decidir sobre sus propios cuerpos.
Esta búsqueda por recuperar los propios cuerpos ha estado en dialogo permanente con otras preguntas sobre el destino de las mujeres y su papel en la sociedad, así como con otros interrogantes tomados como préstamo de las teorías queer que cuestionan la naturalidad y heterosexualidad normativa, haciendo hincapié en una noción de género como construcción. Películas como XXY (2007), Pelo Malo (2013) y Naomi Campbel (2013), todas ellas dirigidas o codirigidas por mujeres, son algunas de estas producciones actuales que componen un panorama de cine latinoamericano contemporáneo que explora abiertamente, entre otras inquietudes, la noción género como performance. En su libro Cuerpos que importan (1993), Judith Butler plantea que la performatividad del género está regulada por los actos del habla y los actos corporales: es decir por prácticas discursivas que configuran nuestro género. Los actos performativos son formas del habla que autorizan: la mayor parte de las expresiones performativas, por ejemplo, son enunciados que, al ser pronunciados, también realizan cierta acción y ejercen un poder vinculante. (Butler 316)
En el caso de la película chilena Naomi Campbel (2013) dirigida por Nicolás Videla y Daniela Donoso, es interesante cómo el conflicto de la historia se construye alrededor de la búsqueda o los actos performativos de la protagonista: Yermén. Una mujer transgénero que se gana la vida en la capital de Chile como adivinadora del tarot en un call-center. Si en Cuchillo de Palo asistimos a la experiencia de un proceso de búsqueda y reconstrucción del pasado, en el que Renate Costa salda sus cuentas pendientes como mujer no sólo con su papá sino con una sociedad cómplice del asesinato de su tío, a través de Naomi Campbel podemos presenciar la experiencia de mujer trans de escasos recursos que interpreta su entorno a través de una cámara de video casera y se expresa abiertamente, en sus propios términos, sobre sus búsquedas y su vida.
En un artículo sobre el cine del director colombiano Víctor Gaviria, John Beverly referencia el ensayo de Gayatri Spivak para explicar cómo el cine de Víctor Gaviria no está situado sobre un deseo de narrar historias sobre los pobres o los desfavorecidos sino desde esas posiciones. Al citar en su artículo la respuesta de Spivak que responde a la pregunta “¿Puede hablar el subalterno?”, lo que Beverly espera es que reconozcamos en la obra de Gaviria un cine periférico que se ha interesado en narrar el mundo precisamente desde el punto de vista de esos sujetos marginales, inferiorizados por los poderes hegemónicos políticos, intelectuales y económicos. Beverly dice que si bien para la escritora India, estos sujetos subalternos sí pueden hablar, la paradoja está en que realmente no nos interesa lo que tengan para decir. En el caso de la película Naomi Campbel, habría que inscribir su aparición en el marco de un proceso social mucho más amplio, gestado de acuerdo a Juan Pablo Sutherland (2000), desde el gobierno de Unidad Popular, en el que se organizó por primera vez un mitín de homosexuales, que le sirvió de base al futuro movimiento gay de Chile.
Muchos países latinoamericanos que compartieron la experiencia de la dictadura, experimentaron tras la caída de los regímenes y a través de varias agrupaciones o movimientos sociales un retorno a lo político, a través de la acción colectiva y un ejercicio cotidiano de poder. Por primera vez en mucho tiempo, parecía posible para los grupos sociales no sólo manifestarse contra los poderes que habían dejado a su paso miles de desaparecidos, sino también participar activamente en la escena cultural y en la construcción de políticas públicas. Estos fueron los escenarios que vieron nacer agrupaciones como el movimiento gay de Chile, uno de los principales actores en los debates sobre políticas de identidad, que otro lado según Juan Pablo Sutherland (2000), abundaron en la agenda cultural de la década de los noventa en este país. No obstante, al igual que muchos movimientos globales que trabajaron por los derechos de los gays y la reivindicación de su estatus moral como anormales, en Chile estos movimientos también encontraron resistencias (Sutherland 13). En su libro Queer Theory, an introduction (1997), la escritora Annamarie Jagose explica aunque refiriéndose específicamente a los movimientos homosexuales en Estados Unidos, cómo su constitución a partir de un grupo étnico y una clase social dominante determinó una resistencia por parte de grupos mucho más marginalizados, que empezaron a demandar una ampliación en la argumentación de su política.
Aunque en muchos países de América Latina estas resistencias no desembocaron en un ejercicio de imaginación política inmediato como sucedió en Estados Unidos con la teoría queer, sí se sentaron ciertas condiciones que permitieron el inicio de un cuestionamiento al movimiento gay, desde adentro. Adicional a esto, a los movimientos gay en Latinoamérica deben comprenderse desde su condición geopolítica de periferia, sobre la cuál Juan Pablo Sutherland dice lo siguiente en su libro Nación Marica (2000):
La realidad de América Latina se ve cruzada por la precariedad de los derechos económicos, sociales. Mientras en algunos lugares del mundo las minorías sexuales son un sector más dentro de la sociedad y las demandas del movimiento gay del primer mundo van desde casarse, adoptar hijos, como profundización de la integración social de gays y lesbianas, aquí́ se persigue a las travestis sistemáticamente, se detienen a gays habitualmente en la vía pública, se discrimina en los trabajos, y en países como Brasil o Guatemala, se asesinan a las travestis con la mayor impunidad. (Sutherland 58).
Volviendo a la película Naomi Campbel, lo que resulta tan especial de esta es su valor no sólo en términos de producción de subjetividad, sino como un relato periférico de Nación. Si bien Naomi Campbell no es una película escrita y dirigida como Cuchillo de Palo, por el mismo sujeto que habla en primera persona frente a la cámara, en una entrevista disponible en youtube, Yermen dice que una de las razones por las cuales aceptó colaborar en el proyecto fue porque la invitación que recibió de parte de los directores, a participar en el proceso de construcción de su personaje y en cierto sentido en la escritura de la película misma. ¿Qué tiene para decir una mujer trans chilena sobre su entorno y su proceso de construcción identitaria? En la película, Yermén desea practicarse una cirugía de reasignación de sexo pero como no tiene suficiente dinero, asiste a un casting que está buscando personajes emblemáticos para hacer un reality show que tiene como premio la realización gratuita de una cirugía plástica. Durante el proceso de selección, Yermén conoce a una afrocolombiana que quiere ser como Naomi Campbell. Aunque el trama de la película puede sonar estereotípica, llaman la atención los momentos en los que Yermen graba y comenta su entorno con una cámara casera de video.
Aunque estas grabaciones representan un porcentaje de tiempo minúsculo respecto a la duración total de la película, es interesante cómo a través de estos archivos, que además fueron realmente filmados por Yermen antes de iniciar el rodaje, el personaje de la película le devuelve la mirada a esos otros que también la construyen como sujeto social y que constantemente depositan sobre ella una vasta cantidad de discursos médicos, psiquiátricos, morales y biológicos. Después de pasar por todo el proceso de selección, Yermén se da cuenta que no necesita de la cirugía para ser la mujer que quiere ser. Una mujer completa, diversa, ambivalente, una mujer queer. La película termina con una especie de reflexión (o más bien una celebración) de Yermén, que nos recuerda la necesidad de reivindicar el poder de nombrarse. Lo interesante de estas películas es cómo presentan – parafraseando a Judith Butler – una crítica del régimen de verdad del “sexo” y de la heterosexualidad normativa, en un gesto de apertura y búsqueda de las democracias en América Latina.
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María Andrea Díaz Miranda
Egresada de la Escuela de Comunicación Social (Univalle) y webmaster de la Revista Visaje.
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Filmografía
Cuchillo de Palo. Director: Renate Costa. España. Estudi Playtime – TVC. 2010. DVD.
Naomi Campbell. Director: Nicolás Videla y Camila Donoso. Chile. Mimbre Producciones.
2013. DVD.
Pelo Malo. Director: Mariana Rondón. Venezuela. Artefactos S.F. 2013. DVD.
XXY. Director: Lucía Puenzo. Argentina. Historias Cinematograficas Cinemania. 2007. DVD
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Bibliografía
Barry, Peter. Beginning Theory: An Introduction to Literary and Cultural Theory. 3rd ed. Manchester, UK: Manchester UP, 2009.
Beverly, John. “Los últimos siempre serán los primeros: notas sobre el cine de Víctor Gaviria”. Revista Digital La Fuga. Consultado 06 Diciembre 2015.
Butler, Judith. “Prefacio” en Cuerpos que importan: sobre los límites materiales y discursivos
del sexo. 1ª.Edición. Buenos Aires. Ediciones Paidós, 2002. 11 – 15
Butler, Judith. “Incripciones corporales, subversiones performáticas” en El género en disputa. Traducción por María Antonia Muñox. Ediciones Paidós. 2007. 253 – 275
Carbonari, Patricia. “Cuchillo de palo, de Renate Costa: «Uno, cero, ocho, repriman” Tomado del blog La pajarera del medio. 2014. Consultado 06 de Diciembre 2015.
Cixous, Hélène. “The Laught of the Medusa” in Feminist Redux: an Anthology of Literary Theory and Criticism. NJ: Rutgers UP, 2009. 416 – 431
Chatman, Seymour. Story and Discourse: Narrative Structure in Fiction and Film. Ithaca, N.Y.: Cornell UP, 1978.
Jagose, Annemarie “Los límites de la identidad” en Queer Theory. An Introduction, New York: New York University Press,
Sutherland, Juan Pablo. Nación Marica. Practicas culturales y crítica activista. Chile. Ripio Ediciones, Colección: Los mecanismos de la Musa. 2009.
Noticiero de la TV Pública argentina. “Visión 7 – La película «Naomi Campbel» estrena este jueves” (Video). TV Pública Argentina en Youtube. 04 Febrero 2015. Consultado 06 Diciembre 2015.
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