La representación de la Experiencia de Navegar el Género Por Agni Gómez Soto [textmarker color=»F76B00″ type=»background color»]ENSAYO[/textmarker] . . .
.
Navegar el género es difícil, en especial cuando tu identidad de género no es precisamente la más conformista o la que mejor encaja, en especial cuando vives en un país donde el cuerpo, el aspecto físico y estético de una persona es tan importante, o cuando el idioma que hablas no se permite dobleces o excusas para nombrar algo. Poco a poco comenzamos a buscar lugares donde expresarnos, donde desnudarnos (o vestirnos) y presentarnos tal cual somos. Encontramos amparo en literaturas censuradas, en películas poco conocidas, en idiomas que no son los nuestros pero en los que encontramos una posibilidad de identificarnos a nosotros mismos; en personas a las que tal vez nunca vamos a darles la mano y decir ‘mucho gusto, mi nombre es…’ Navegar el género es difícil, pero a veces encontramos la forma.
Cuando anunciaron La Chica Danesa, mi primera sensación fue de felicidad. Por primera vez una película de gran presupuesto hablaría sobre un tema de una importancia tan íntima para mí. El tráiler me pareció hermoso pues se notaba en esas pocas imágenes, según yo, el cuidado en la técnica cinematográfica, la puesta en escena, la delicadeza con la que han sido interpretados los personajes. La Chica Danesa es la historia de la primera mujer trans en la que se intentó una operación de cambio de sexo por allá en 1930 y yo esperaba, con todo mi corazón, sentirme movida, sentirme identificada con la necesidad de encontrar o formar una identidad para sí mismo en un mundo donde no existe tal cosa. Mi decepción fue como la de probar un caramelo que anuncia un sabor en su envoltorio pero es diferente cuando te lo metes a la boca.
Como lo promete el trailer la película es hermosa técnicamente: el uso de color, el diseño sonoro, la exploración cinematográfica no solo de los espacios sino también de los personajes, es maravillosa; aún así la película nos queda debiendo.
Parte de mi inconformidad con la cinta podría muy bien tener que ver con la decisión que se tomó de mostrar que las personas transexuales siempre lo son y de presentar a Lilly de esa forma. Es decir, que de alguna manera las personas transexuales siempre saben que son transexuales y por ello nunca actúan como la sociedad dictamina que actúen de acuerdo a sus características físicas. En la cinta, a mi parecer, nunca llegamos a conocer a Einar, el pintor, el esposo, el hombre formado durante el cambio de siglo; no llegamos a entender realmente por qué, hacia la última mitad de la cinta, Gerda parece desesperada por que todo “vuelva a como era antes». Como espectadores, no sabemos cómo eran las cosas antes por lo que no entendemos realmente el drama de la situación y llega un punto en que se vuelve, me atrevo a decirlo, tedioso.
Se espera que el espectador entienda o se identifique con la esposa, con la sensación de engaño/desengaño, como si se diera por sentado que el espectador debe imaginarse en una situación de ese tamaño y simplemente identificarse con ella, como si la posibilidad de aceptar a tu pareja en una situación similar y no pedirle que vuelva a la conformidad de la sociedad fuera un imposible.
Esta decisión podría deberse a la necesidad de mostrar a Lili Elbe, no como una parte de Einar Wegener, sino como un ser completo que ha existido siempre, del mismo modo que todos los otros personajes. Aún así, esta misma decisión, a mi parecer, borra enteramente la experiencia de Einar/Lili. Lo que hace a Lili una pionera y un personaje digno de admiración y de llamarla valiente, se borra por una necesidad absurda de ser políticamente correctos. Políticamente correctos con respecto a las limitaciones heteronormativas de nuestra sociedad, claro está.
La experiencia trans de Einar/Lili la vivimos a través de Gerda y no a través de Lili; Gerda es quien nos dice, en la cinta, una y otra vez, que las cosas eran diferentes y queda en manos del espectador imaginarse cómo. ¿Era Einar un hombre detallista?, ¿actuaba de acuerdo a las normas de propiedad de la época?, o ¿trataba de actuar como otros hombres de la misma forma en que trataba de actuar como otras mujeres después de descubrirse como Lili? En la cinta se insinúa muy sutilmente la forma en que la sociedad de principios del siglo XX ha moldeado a Einar y ha obligado a Lili a esconderse, el momento en que Einar “encuentra” a Lili en su interior, aunque bellamente realizado en la pantalla, hace que nos sea difícil identificarnos con el evento.
Mientras pensaba sobre La Chica Danesa y esta dificultad de relatar la experiencia trans/queer pensaba también en otra película, Something Must Break (Algo Debe Romperse, originalmente Nånting måste gå sönder) película Sueca del 2014, que relata la historia de amor entre Sebastián, un ser andrógino que navega el espectro del género fluidamente, y Andreas quien, aunque no es gay, comienza a explorar la fluidez de la sexualidad dentro de su relación con Sebastián; relación que transita entre la amistad, la lujuria, el amor y la obsesión.
En Something Must Break podemos encontrar esa exploración cinematográfica y de la imagen que los realizadores europeos parecen manejar de forma magistral: el cuidado de los detalles como parte de la construcción de los espacios tanto externos como internos, la paleta de colores y las composiciones que nos ayudan a comprender los espacios en que se desarrolla la historia; todos elementos que igualmente celebro en La Chica Danesa. Sin embargo, es en el tratamiento de los personajes, de sus experiencias y sus historias en lo que me quiero centrar.
Aunque el personaje de Something Must Break, Sebastián, es quien reta la concepción binaria y heteronormativa del género occidental, jamás es presentado como otro o diferente, Sebastián/Ellie (el nombre que elige usar en sus momentos de feminidad) es presentado como cualquier otro personaje y su desarrollo, su valor, se encuentra precisamente en la normalidad con que el tema es tratado, aunque es el eje central de la cinta. Something Must Break logra representar y hacer identificable la experiencia del personaje, la lucha interna entre ser lo que la sociedad ha dictaminado y encontrar ese lugar, ese espacio, donde puede ser él (¿ella, ellx, elo?) mismo.
Pensando sobre estas dos formas de abordar el tema de la experiencia Trans/Queer, de la forma en que es representado en un medio tan poderoso como el cine, pienso también sobre una serie de ensayos que encontré hace unos cuantos años cuando consumía vorazmente todo lo que podía encontrar sobre feminismo de la tercera ola y teoría queer. El libro Nobody passes: Rejecting the Rules of Gender and Conformity, 2007 (Nadie pasa: Rechazando las Normas del Género y la Conformidad, 2007) editado por Mattilda también conocida (¿conocidx, conocido?) como Matt Bernstein Sycamore y publicado por la editorial feminista Seal Press, fue algo así como una revelación.
En su introducción Mattilda habla sobre las intersecciones de la identidad y cómo a través de imposiciones culturales y sociales, estas intersecciones de identidad que nos hacen quienes somos son absorbidas y borradas. Mattilda habla sobre su propia experiencia: ser judía, de clase media, estadounidense, inconforme con las identidades de género como femenino/masculino/trans/queer, prostituta y escritora; y cómo, día a día, la conformidad social intenta borrar una o más partes de su identidad; cómo a veces, por puro instinto de supervivencia o simplemente porque no sabemos cómo defendernos ante esta maquinaria gigantesca que llamamos sociedad, permitimos que esas intersecciones sean pasadas por alto; cómo algunas veces, incluso deseamos con todo nuestro ser que estas intersecciones sean pasadas por alto, y de la violencia intrínseca en este acto.
Mattilda expresa la dificultad de encontrar el punto de su vida en que el interés por estos temas comenzó. Dice: ‘tal vez fue ahí (en casa) donde aprendí lo que significa pasar. Primero desapareces, luego sonríes. Nadie lo notará’. El libro es una antología de ensayos e historias personales sobre lo que significa “pasar” en los más diversos contextos y de las formas más sutiles y violentas. No se centra en la experiencia Trans/Queer y, aunque el peso de aprender a navegar el género está presente durante todo el libro, va mucho más allá. Es acerca de la profundidad del espectro del género, de la experiencia de vida de las personas que han tenido que enfrentarse a esa máquina, a esa necesidad impuesta de conformarnos y de permitir (o no) que eso que llena nuestra identidad sea borrado. Así como en La Chica Danesa se borra la experiencia trans del personaje principal para luego nombrarla como pionera y ejemplo a seguir de una comunidad entera.
Nos están diciendo, entonces, ¿que está bien olvidarnos de esa parte cuando Lili aún no era Lili/no podía ser Lili?, ¿nos están diciendo que es imposible para alguien que no se ha tenido que enfrentar a las dificultades de navegar el género, comprender las formas intrínsecas en que se lleva a cabo dicha tarea?, ¿nos está diciendo la industria, que la experiencia trans no es apetecible para la mayoría del público (que aparentemente no tiene forma de comprender dicha experiencia, pues no es su experiencia) y que por ende no es deseable/necesario expresarla, mostrarla, explorarla? ó ¿que para aquellos que se sientan cómodamente en los pilares de la heteronormatividad y la imposición binaria del género es tan incomprensible, e incluso ofensivo, el cuestionamiento de la estructura y la experiencia de los que no cabemos ahí, que simplemente puede borrarse y aún así que pueden pretender auto-coronarse con laureles por hacer un trabajo a medias?
Ahora, cuando intento concluir este texto siento que no tengo cómo; por el contrario quisiera dejarlo abierto, esperando a que un día, más adelante, alguien más, incluso yo misma (¿mismx, mismo?), pueda continuarlo, explorarlo, destruirlo, explotarlo. Quisiera más bien dejar por escrito algunas de las preguntas que me carcomen a eso de las tres de la mañana, después de llorar y gritar y follar y dar vueltas en la cama. ¿Vale la pena hacerse tantas preguntas, molestarse tanto con una maquinaria a la que no pretendo pertenecer pero de la cual dependo como todos los otros seres humanos del planeta?, ¿esas personas que se encuentran tan cómodas en sus esferas de géneros y experiencias asignadas, se preguntarán estas cosas, se sentirán incómodos cuando reciben algo que la industria supuestamente les lanza a ellos?, ¿encontrarán alguna vez que esos productos realmente no son para ellos?, ¿podrían identificarse con este tipo de experiencias, con mi experiencia, aunque no sea para nada la de ellos?
.
Agni Gómez Soto:
Artista Visual de la ciudad de Cali, Colombia. Actualmente prepara su tesis de grado sobre el FanArt. En su trabajo personal le interesan especialmente la ilustración, la gráfica, la escultura y la producción audiovisual. http://agnigomezsoto.wix.com/portafolio
.
.
Imágenes tomadas de:
La Chica Danesa, 2015 IMBd: http://www.imdb.com/title/tt0810819/?ref_=ttmi_tt Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=9A-abKbpNa0
Something Must Break, 2014 IMBd: http://www.imdb.com/title/tt3452948/ Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=7rvMTc4zf1E
Nobody Passes, 2007 Amazon: http://www.amazon.com/Nobody-Passes-Rejecting-Gender-Conformity/dp/1580051847