Por Luisa González
Comité Editorial Revista Visaje
[textmarker color=»F76B00″ type=»background color»]RESEÑA[/textmarker]
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Texto escrito para el ciclo de sexo y erotismo en el cine y audiovisual colombiano
organizado por Revista Visaje con el apoyo de la Cinemateca de la Universidad del Valle*
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.La película de Lina Rodríguez nos sirve como un ejemplo idóneo de la imagen y representaciones de lo sexual en una posmodernidad cinematográfica de nuestro cine. Señoritas, además de ser realizada por una mujer – caso muy particular en nuestro cine – indaga a través de la experimentación visual – las luces, las sombras, el plano secuencia, los silencios y las no-acciones – en la cotidianidad de Alejandra, una bogotana entre los 18 y 23 años, podríamos adivinar.
Adivinar o intuir es lo que hacemos como espectadores voyeur de Señoritas. No sabemos la edad de su protagonista, ni qué hace más allá de sus encuentros sexuales, con sus amigos y la relación con su madre. Pero con ello adivinamos que Alejandra se encuentra en un tránsito en el que su cuerpo le pide sexo, sensualidad, ser atractiva y hacer uso de ello para pasarla bien. Pero el tránsito, también le hará comprender – crecer – que ser mujer, que su sexualidad, va más allá de la diversión juvenil, y que debe reflexionar en la maternidad, el aborto, la masculinidad, y el peligro de estar sola por la calle.
Señoritas es una película que habita en los espacios del antes y después de la acción; en la que como espectadores voyeur nos cierran la ventana cuando algo está por darse, dejando todo a la imaginación. Como cuando Alejandra camina en la noche sola por la calle, bajo el sonido mántrico de sus tacones y el roce de sus piernas que hace un chasquido del blue jean. De repente un chiflido, que le dice lo bonita que está, irrumpe en la minimalista escena para recordarle su fragilidad como mujer. A través de la velocidad que gana el sonido de los tacones y el roce del blue jean y su mirada a la izquierda del plano, la escena gana una tensión que sólo culmina en el corte. No sabremos nunca si algo le pasó ahí a nuestra protagonista.
La sutileza en el manejo de sus recursos se acompaña de un trabajo actoral que toma gran relevancia para causar un efecto que roza entre la ficción y lo documental: Rodríguez tejió una relación de amistad entre los actores, proponiendoles que se citaran por fuera del rodaje. También le dió información diferente sobre la trama a cada actor, de modo que se dotaran de un mundo psicológico que al entrar en relación con los otros generara sorpresas.
Señoritas es una apuesta interesante por llevar la sexualidad de una joven veinteañera a un plano más experimental, en el que la poca información dada se conforma como pistas para el espectador que se hace cómplice.
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Luisa Gonzalez
Directora de la Cinemateca de la Universidad del Valle y coordinadora del proyecto Revista Visaje. Mi trabajo personal en el cine, el arte y la escritura es motivado y referido a los conflictos personales, a la mirada del yo en contextos que mi propia vida va afrontando.